La vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump compiten hoy en una de las elecciones presidenciales más cerradas en la historia reciente de Estados Unidos. Ambos candidatos llegan prácticamente empatados según las encuestas, con una ligera ventaja de Trump en Arizona, mientras que en los demás estados clave, como Pensilvania y Georgia, las diferencias son de un punto o menos.
La jornada electoral comenzó oficialmente en Dixville Notch, Nuevo Hampshire, donde los seis votantes de la localidad emitieron sus papeletas a la medianoche, resultando en un empate simbólico: tres votos para Harris y tres para Trump. Este pueblo es conocido por ser el primero en votar en cada elección desde 1960 y, en el pasado, sus resultados han sido un reflejo de la tendencia nacional. En 2020, Joe Biden obtuvo todos los votos de Dixville Notch, en un preludio de su triunfo nacional.
Cierre de campañas y últimos mítines
Tanto Harris como Trump culminaron sus campañas con intensas jornadas de mítines en estados clave. Trump realizó eventos en Carolina del Norte, Pensilvania y Michigan, concluyendo en Grand Rapids, una ciudad que también marcó el cierre de sus campañas anteriores en 2016 y 2020. Por su parte, Harris concentró su esfuerzo en Pensilvania, un estado crucial, donde fue acompañada en Filadelfia por personalidades como Lady Gaga, Ricky Martin y Oprah Winfrey.
Estados clave definirán al próximo presidente
Para obtener la victoria, ambos candidatos necesitan el apoyo de 270 de los 538 compromisarios del Colegio Electoral. Harris cuenta con una base sólida de 226 votos electorales asegurados y requiere 44 más, mientras que Trump parte con 219 y necesita ganar en varios de los estados decisivos, como Pensilvania, Georgia y Michigan, para superar el umbral.
Las casillas en el resto del país abrieron esta mañana y comenzarán a cerrar a partir de las 6 p.m., hora del este. En caso de que los márgenes sean muy estrechos, podría ser necesario esperar varios días para conocer el resultado final, debido a los recuentos y tabulaciones en los estados más competidos.
Estas elecciones reflejan una división profunda en el electorado estadounidense y una competencia ajustada que podría definir no solo la dirección del país, sino también su política exterior, especialmente en temas como las relaciones comerciales y la migración.