Criado en Miami entre exiliados cubanos que huyeron de la revolución de Fidel Castro, el senador Marco Rubio llega al Departamento de Estado con una visión marcada por su rechazo al comunismo. Nombrado por Donald Trump como el primer secretario de Estado latino, Rubio promete un enfoque más directo en América Latina, una región que, durante décadas, fue relegada en la agenda exterior de EE.UU.
Rubio, reconocido por su postura de línea dura en seguridad nacional, ha impulsado durante años una política estadounidense más rígida hacia la región, destacándose como crítico de los vínculos de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua con China y Rusia. En contraste con la diplomacia multilateral que caracterizó a la administración Biden, se espera que el enfoque de Rubio sea más confrontativo y alineado con la política de “América primero”.
Enfoque en México y el sur del continente
Rubio priorizará temas como el comercio, el narcotráfico y la migración, con particular atención en México. Aunque ha criticado a Andrés Manuel López Obrador por su manejo de los cárteles y sus vínculos con gobiernos de izquierda, no ha emitido declaraciones sobre la actual presidenta, Claudia Sheinbaum.
Entre los posibles aliados en la región se encuentran líderes como Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y Javier Milei, mandatario argentino, quienes comparten afinidades ideológicas con Rubio. Sin embargo, su postura polarizadora podría distanciar a gobiernos moderados o críticos de las políticas estadounidenses.
Impacto en Venezuela y más allá
Rubio ha sido clave en las sanciones económicas impuestas a Venezuela durante la administración Trump, así como en el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente legítimo en 2019. Aunque las medidas endurecieron la presión sobre Nicolás Maduro, también agravaron la crisis humanitaria en el país.
Con la selección de Michael Waltz como asesor de seguridad nacional de Trump, Rubio reforzará una política de mano dura hacia los gobiernos autoritarios de la región, advirtiendo que quienes no cooperen enfrentarán “consecuencias”.
La llegada de Marco Rubio al Departamento de Estado marca un giro significativo en la política exterior de EE.UU., con América Latina al frente de su agenda, en un momento en el que la región enfrenta crecientes desafíos geopolíticos y humanitarios.
INFORMACION DE THE ASSOCIATED PRESS