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Jamlet Política | Eleazar Ávila Pérez | Alberto y Barry, salud y educación social en Tamaulipas

Seamos serios. Lo que le ha sucedido a Tamaulipas en 13 meses es una bendición, considerando que incluso podemos decir que es gracias a las tormentas tropicales Alberto y Barry, que podemos asegurar que Tláloc está educando a Tamaulipas, generando una renovada oportunidad de vida para los ciudadanos, la industria, el comercio, la agricultura y la ganadería.

Que en nuestra ignorancia no nos guste el lodo, ese es un punto y aparte, pero les puedo asegurar que una tormenta de arena y tierra es mucho peor que vivir anegados de agua por unas cuantas semanas.

Claro, se lastima la infraestructura, el pavimento cede; no obstante, la incomodidad es una bendición, comparada con la muerte que representa la falta de agua para todos, y si la misma llega del cielo, no hay más que agradecer.

El agua, más que un recurso, es el latido invisible que sostiene la vida de los ecosistemas. En cada río que fluye, en cada laguna que respira, hay un entramado de especies que dependen de su presencia constante y limpia.

Cuando el agua escasea o se contamina, no solo se altera el equilibrio natural, sino que se desmoronan silenciosamente ciclos vitales que han sostenido por siglos la biodiversidad.

Desde los humedales de la costa hasta las sierras interiores, el agua es el lenguaje que conecta flora, fauna y clima. Por eso, protegerla no es una opción: es el primer paso para garantizar el futuro de todos.

Y si nos ponemos científicos, tenemos que decir que, desde el punto de vista químico, el agua es vida porque su estructura molecular única -dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H₂O)- le permite actuar como el disolvente universal, esencial para las reacciones bioquímicas que sostienen todos los organismos vivos.

Su polaridad permite disolver sales, nutrientes y gases vitales como el oxígeno y el dióxido de carbono, facilitando su transporte dentro de las células.

Además, regula la temperatura interna del cuerpo gracias a su alto calor específico y participa directamente en procesos clave como la fotosíntesis y la respiración celular. Sin agua, literalmente, no hay metabolismo, no hay transporte celular y, por tanto, no hay vida.

Así que, si el agua llega, que nos abrace; y en la ruta del agradecimiento, hay que añadir que el sistema nuevamente funcionó y que los alcaldes que prevalecen siguen siendo los que ya hemos destacado.

En el sur, Armando, Erasmo y Mónica; la zona cañera, Rigoberto Rodríguez Rangel, y en la capital, Lalo Gattas. Ellos son los que, política y operativamente, han estado atentos, bajo un sistema estatal de Protección Civil que ha demostrado que es eficiente. Son bendiciones, sostuvo el gobernador Américo Villarreal.

Y es que en momentos críticos como la llegada de tormentas tropicales -tal como ocurrió con Alberto en 2024 y ahora con Barry en 2025-, la Protección Civil ha sido una de las columnas más firmes de la respuesta institucional en Tamaulipas.

Gracias a la activación temprana de protocolos, al monitoreo constante y a la articulación entre dependencias estatales y municipales, se logró reducir significativamente el riesgo para la población, particularmente en las zonas de mayor vulnerabilidad como el sur de la entidad y la región lagunaria.

El papel del gobierno ha sido clave no solo por su capacidad de reacción, sino también por el esfuerzo sostenido de prevención y comunicación oportuna.

La coordinación entre Protección Civil, el sistema educativo y los medios ha permitido que la población esté informada y preparada, lo que debería reflejarse en una participación más ordenada y consciente y no solamente en reclamos.

Las decisiones como la suspensión preventiva de clases -UAT y SET- , la apertura de refugios temporales y el despliegue de brigadas comunitarias han sido fundamentales para evitar tragedias.

Pero este esfuerzo no sería completo sin el compromiso ciudadano. Las familias tamaulipecas, informadas y alertas, deben mejorar y ser ejemplo de responsabilidad al acatar recomendaciones, proteger sus hogares y colaborar con autoridades, pero bueno vaya distracción la de la base social, quienes olvidan que la prevención no solo es una política de gobierno, sino una práctica social que salva vidas.

Y de una vez les digo: el agua tiene otras afectaciones que, afortunadamente, ya están en el escritorio del secretario de Salud. Ayer coincidimos con Vicente Joel Hernández Navarro, y ya está en tránsito el operativo para evitar males terribles como contagios de dengue y otro tipo de problemas derivados de la lluvia.

Afortunadamente -nos comentó- en Tamaulipas existe un Plan Anual Contra el Dengue 2025, a fin de intensificar las tareas de prevención y reducir la incidencia de esta enfermedad, programa que demostró éxito absoluto en problemas similares como el referido de inundaciones en Reynosa.

Nostra Política: “Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin”. —Antoine de Saint-Exupéry.

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