Érase una vez un México afectado por el lado oscuro, que siendo vecino de un país superior, el segundo determinó salvar a los mexicanos. Así como se lee, en la ficción de no hace muchos años los Estados Unidos ya invadieron México.
Me refiero al libro de Caspar Weinberger, quien en su libro The Next War, publicado en 1998, estableció que lo que tanto temen por estas fechas en la 4T, lo que en la mente del autor ya sucedió.
Al menos en el capítulo 3 del libro, donde no les voy a realizar un spoiler, solo les comentaré que “la madrina que nos ponen es monumental” y que, pues, una vez derrotadas nuestras fuerzas federales leales a la patria y al régimen, fueron testigos de cómo “el pueblo bueno” de la época sale a agradecer este acto de salvamento.
Y es que en la Parte 3 del mismo se los dedican completito a México, en una invasión que se realiza por territorio como muchos tontamente piensan que puede ser durante la era Trump.
¿Por dónde ingresaron? Por el oeste, centro y este de la nación, y avanzaron al centro del país, también por vía marítima por Tampico. ¿Quieren saber más? Claro que “estoy que me pelo” por darles más datos, pero esta vez solamente les diré que el planteamiento es simple, por si les parece muy actual.
Spoiler Alet: “México se convierte en un foco de tensión estratégica para Estados Unidos, no por un choque ideológico clásico, sino por el colapso interno del Estado mexicano. El argumento parte de una premisa: una combinación de corrupción endémica, debilitamiento institucional y penetración del narcotráfico en las estructuras de poder lleva al gobierno mexicano a perder el control de varias regiones”.
No sé si tenía el autor una bola de cristal, pero establecer la necesidad de una intervención era indispensable para salvar los intereses de los Estados Unidos, aun cuando, de paso, pongan orden en lo que peyorativamente han establecido algunos que somos “patio trasero”, o dicho con elegancia, los principales socios comerciales.
“En la narrativa, la percepción en Washington es que la inacción podría permitir que actores hostiles -incluidos rivales geopolíticos- se infiltren aprovechando la inestabilidad, lo que obliga a planificar una intervención”.
Así como lo ven, todos los documentos y análisis vigentes indican que México, igual que en la ficción, estamos en serios problemas, heredados de la corrupción, la complicidad y sí, evidentemente agravados durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuya élite y familia se autoexhibe como los mismos de siempre.
Entre el boato, la soberbia infinita y una piel de corderos que se les está cayendo en pedazos, mismito como era antes con el PRI, con el PAN y, en el caso del PRD, específicamente”dueños” de la capital a donde llegaron en 1997, cuando “la mal llamada izquierda” hace morder el polvo al Partido Revolucionario Institucional.
Y en este sentido, a propósito de las lluvias, ni cómo echar culpas a los de antes porque los de antes, con ropaje del PRD o de Morena en la capital, no son los mismos, pero es igual, porque ellos -en este camuflaje- los de antes, son ellos mismos. Los mismo que salieron del PRI una década antes.
Así que si usted está pensando que la invasión a México viene, claro que todo es posible, pero los analistas estiman que, en caso de ser militar, la misma no sería como se cuenta en el cuento del autor que les compartimos, no metro a metro.
Doy un ejemplo: si quisieran -que es absurdo que lo hagan- es que con unas “palomitas en drones” nos apaguen en minutos el sistema de energía, luz, petróleo y adiós la nación… como la conocemos.
Ayer decíamos: que Dios agarre confesados a los que se portan mal, a los que por décadas se mantienen en asalto de esta sociedad que, entre El Chavo del 8, novelas, series, carnes asadas y futbol, le estafan.
Aquí lo hemos dicho, en lo que me consta en los últimos 50 años, ha sido de fraudes presidenciales: Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Pacheco, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
Juntos pasarán a la historia y no estaré aquí para decir “tenía razón”.
En el caso de AMLO es evidente que sí, el juicio de la historia le está alcanzando a la vuelta de la esquina y ya se va; son las señales de la doctora Claudia y, más allá de la narrativa, en los hechos la fuerza de Harfuch como “secretario de Gobernación y de Seguridad” a la vez, ya se sientió hasta Tokio.
Nostra Política: “La divinidad está en ti, no en conceptos o en libros. La verdad se vive, no se enseña”. Hermann Hesse.
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