En cuartos de final, fue Bukayo Saka quien rescato a Inglaterra frente a Suiza con otro gol salvador al final del choque. En la prórroga, Bellingham fue sustituido, incapaz de acumular más kilómetros. En semifinales frente a Países Bajos, reconoció después del partido que no habría podido afrontar una prórroga porque estaba, de nuevo, agotado. Ollie Watkins, con su tanto sobre la bocina, evitó que tuviera que hacer ese sobreesfuerzo. Esta situación, no pasa desapercibida para algunos miembros de la selección española. Así lo expresó Dani Olmo en rueda de prensa:

“Bellingham estará agotado físicamente pero es una final, no creo que no vaya a jugar por estar cansado. Es un jugador importante para Inglaterra, lo ha demostrado en el campeonato y es un jugador a tener en cuenta como otros”, manifestó.

No le falta razón al mediocampista español. Bellingham, aunque no ha rendido al nivel que todo el mundo esperaba, es capaz de cualquier cosa. Ya sea por su agotamiento, por la lesión que arrastra en el hombro, por el mal fútbol de Inglaterra o por las tres cosas, no ha conseguido alcanzar el nivel con el que asombró al Real Madrid. Pero, como dijo Dani Olmo, hay que tener en cuenta al medio británico. En solo un instante, puede liquidar un partido. Lo demostró ante Serbia y Eslovaquia. Un cabezazo y una chilena dieron aire a su selección, que sueña con una tercera aparición de su mejor hombre para ganar el segundo título de su historia.