David Ed Castellanos Terán
@dect1608
El tiempo no espera a nadie
En tierra fronteriza la amenaza no siempre llega en camionetas con blindaje artesanal. A veces, lo hace disfrazada de lluvia, viento y desbordamientos, con nombre y apellido asignado por el Centro Nacional de Huracanes. Por eso, celebro que el secretario de Recursos Hidráulicos para el Desarrollo Social, Raúl Quiroga Álvarez, se haya reunido con alcaldes y representantes municipales de la franja fronteriza para coordinar acciones frente al inicio de la Temporada de Ciclones Tropicales.
Este tipo de encuentros no deberían ser una excepción ni limitarse al calendario de huracanes. La prevención debe dejar de ser un eslogan para transformarse en una cultura institucionalizada. En esa mesa de trabajo se acordó algo tan lógico como vital: hacer simulacros, revisar drenes pluviales, inspeccionar canales y, sobre todo, trabajar en conjunto. La teoría parece estar clara, ahora toca ver si la práctica está al nivel del discurso.
“El primero de junio comienza la temporada”, advirtió Quiroga. ¿Y estamos listos? Esa es la pregunta que debiera martillar la conciencia de todos los niveles de gobierno. La coordinación no es solamente enviar oficios y levantar actas; es también asumir compromisos con los recursos y la voluntad política para evitar que la lluvia siga siendo una tragedia anunciada. Hay que decirlo con todas sus letras: muchas de nuestras ciudades están vulnerables porque la infraestructura es obsoleta, insuficiente o, peor aún, inexistente.
La ciudadanía ya no puede esperar que se actúe después de la tormenta. El agua no avisa, y los ciclones no tienen compasión. Si el objetivo es minimizar los riesgos, más vale que esos simulacros se hagan con rigor y no como mero trámite para la foto. La naturaleza no se detiene y nosotros, lamentablemente, todavía discutimos quién limpia qué dren.
En la intimidad… y mientras allá en Reynosa se traza la ruta de prevención, en el sur de Tamaulipas también se lucha por rescatar otra zona olvidada, aunque en distinto frente: el deportivo.
Armando Martínez Manríquez, presidente municipal de Altamira, se ha convertido en un verdadero promotor de la esperanza, al encabezar los esfuerzos para devolverle la vida al Complejo Deportivo del Sur, donde alguna vez jugaron con orgullo Los Estudiantes de Altamira.
No se trata sólo de cemento y pasto nuevo, sino de una visión: la de que el deporte puede volver a ser un punto de encuentro para la sociedad altamirense. “El doctor piñas” Armando no ha escatimado en energía ni en gestiones para lograr este sueño que, más allá del impacto físico, tiene un valor simbólico enorme. Devolverle ese espacio a la gente es devolverle también la memoria, la pasión y la posibilidad de un futuro más sano.
Pero —y aquí va el guiño amable— no se me raje, doctor. Usted prometió que iba a reabrir ese complejo con un partido del Club América. Hoy que los azulcremas van embalados rumbo al tetracampeonato, tiene usted la oportunidad de lucirse en grande. Sería un gol de media cancha para su administración. No le saque, doctor, que el América está en modo leyenda… y Altamira quiere ver ese espectáculo.
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