David Ed Castellanos Terán
@dect1608
Tamaulipas se riega con esperanza
En un país donde el campo muchas veces es relegado a discursos de campaña, promesas de ocasión y subsidios parciales, lo ocurrido este lunes en Tamaulipas debe registrarse como un parteaguas en la historia contemporánea del agro mexicano. Con la firma del Convenio para la Tecnificación del Distrito de Riego 025 Bajo Río Bravo, Tamaulipas no solo recibe una inversión histórica, sino que envía una señal clara: el campo ha dejado de ser el patio trasero de la política nacional.
El acto protocolario, realizado en el Palacio de Gobierno, no fue un evento más para la fotografía; fue el reflejo de una estrategia estructural que, con más de 3,000 millones de pesos de inversión —principalmente federal, pero también estatal y de los propios usuarios—, pone al campo tamaulipeco en el centro del debate sobre la soberanía alimentaria de México.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, cumpliendo uno de sus compromisos prioritarios, ha dejado claro que el agua no es un recurso que deba seguir gestionándose como si estuviéramos en el siglo XX. Por eso, la tecnificación de más de 200 mil hectáreas en todo el país se convierte no solo en una meta agrícola, sino en una transformación civilizatoria.
El gobernador Américo Villarreal Anaya, visiblemente emocionado ante los productores, dejó en claro que la política hídrica de Tamaulipas ha entrado en una nueva etapa. Hablamos de un estado que ya se ubica como el segundo en inversión en infraestructura hídrica. Y eso no es casualidad. La construcción de la planta potabilizadora en Ciudad Victoria, la segunda línea del acueducto Guadalupe Victoria, los más de 10,000 millones de pesos programados en obras relacionadas con el agua… todo esto es parte de una visión integral, rara vez vista en la política local.
El director de Conagua, Efraín Morales López, no tuvo reparo en reconocer al gobernador como uno de los más comprometidos en materia de agua. Y lo que dijo no fue un halago vacío, fue un diagnóstico técnico con proyección presupuestal: 1,200 millones de pesos este año, y hasta 7,000 millones hacia 2025. Una cifra inédita.
Este tipo de decisiones, que podrían pasar desapercibidas entre el ruido de la política nacional, deberían ser replicadas, entendidas y comunicadas con más fuerza. Porque ahí, donde hay canales de riego, también hay soberanía. Y donde hay soberanía, hay nación.
El campo no es una herida abierta; es una tierra fértil que, con visión, coordinación y voluntad política, puede convertirse en el motor económico de una región que históricamente ha sido clave para el país.
Hoy, Tamaulipas no solo siembra. También cosecha acuerdos, voluntad y futuro.
En la intimidad… En las cámaras de los vientos del puerto, donde el sol cuece las tejas y el rumor del río Pánuco nunca calla, se ha abierto una nueva compuerta en el barco del Ayuntamiento de Tampico.
La bitácora marcaba un viraje urgente: el director de Comunicación Social, Miguel Garay Ávila, abandonó repentinamente el puente de mando, luego de ser embarcado desde el Puerto de Matamoros con la promesa de encontrar un tesoro hundido, uno que sus antecesores escondieron con recelo.
El tesoro —dicen los viejos lobos de mar— no está hecho de oro ni esmeraldas, sino de algo mucho más valioso en estas tierras: credibilidad, diálogo político y gobernabilidad narrativa. La tormenta fue más fuerte, las cartas de navegación fallaron, y el navegante Garay dejó su puesto en medio del silencio, sin redoble de campana.
Y ahora, entre salitre, nostalgia tricolor y el eco de campañas morenistas pasadas, se asoma un nuevo timonel: Dante Mijail García Cortés, hombre de confianza ciega de la capitana del puerto, Mónica Zacíl Villarreal Anaya. Su nombramiento como nuevo encargado ya se hizo efectivo, el pergamino tiene el sello y tinta oficial.
Dante no llega como un improvisado. Su figura ha remado en las sombras desde los tiempos donde la ahora alcaldesa forjaba su temple político en el viejo PRI. No es un amigo, es un compañero de trincheras. Es su escribano de batalla. Conoce los medios como quien conoce las mareas: a ojo cerrado, sin GPS, pero con brújula ética.
En el escritorio de Comunicación Social, no habrá palomas ni rosas, sino mapas rotos, notas pendientes y una narrativa por reconstruir. Tampico lo mira, lo examina. El reto es inmenso, pero su silencio estratégico y su temple administrativo pueden hacer la diferencia.
La capitana no ha soltado el timón, solo ha puesto al frente al único que conoce los secretos del navío. En la política tampiqueña, eso no es un gesto: es una jugada maestra.
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