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Jamlet Política | Eleazar Ávila Pérez | Cinema Paradiso, censura sin fecha de caducidad

Hoy tengo una consideración que hacer al viento. En México hasta para censurar somos tercer mundo. Cómo no enterarnos si, cuando la nación se asoma a tener controles consolidados, la tecnología nos dice que vamos lentos.

Pedimos biométricos en todas partes y de hecho bancos, INE, SRE los tienen desde hace mucho, por lo mismo, el tema de que tengamos una cédula de identificación con nuestras huellas, iris y más es solamente un guiño a lo que muchas naciones hacen, por ejemplo, enterrar el modo “colonial” de papel moneda al que estamos acostumbrados.

No me tocará, pero para quienes lo lean en 200 años, se enterarán que tendremos un sistema único de créditos biométricos que serán parte de nuestra vida diaria.

Y es que ¿de qué nos sirve a la raza de bronce el haber tenido a Nezahualcóyotl – Tlatoani de Texcoco; Diego Rivera y Frida Kahlo – Pintores; Emiliano Zapata – Comandante de la Revolución Mexicana; Ignacio Zaragoza – General de la Batalla de Puebla; Lázaro Cárdenas del Río – Expresidente de México; Andrés Quintana Roo – Insurgente de la Independencia de México; Cuauhtémoc – Tlatoani azteca; Moctezuma – Tlatoani mexica; Justo Sierra – Escritor?

Y a los ilustres: Sor Juana Inés de la Cruz – Escritora, 100 pesos; Miguel Hidalgo y Costilla con José María Morelos y Pavón – Figuras de la Independencia de México, 200 pesos; Benito Juárez – Expresidente de México, 500 pesos; Francisco I. Madero, Hermila Galindo y Carmen Serdán – Figuras de la Revolución Mexicana, mil pesos.

Es afirmación y es pregunta. El asunto es que, llegará el día en que enterremos a nuestros muertos, porque algunos han sido solamente verdaderos “patrioteros” de la patria.

Y pasaremos a un mundo digital, como ya se realiza en los países donde se paga con la mano o el rostro en las tiendas. Diremos adiós a los plásticos de las tarjetas y el mundo de transferencia, señoras y señores, será biométrico.

Así que, buscar el control social a través de los biométricos es realmente un acto más de media tabla. Porque si se trata de estar al nivel de los grandes, hay que ver qué se hace entre las naciones líderes y si hay un poco de pretensión y futuro, revisen la información y sabrán que no les estamos faltando a la verdad.

Y sí, los controles son el fin de la libertad, pero también para los buenos, los malos y los peores. Mientras disfruten del siguiente relato, que es película y ganadora de un Óscar de los de antes, porque ahora lo que sobra son preseas a la mediocridad.

En fin, luego hablamos de ello.

“Año 1988. En una Italia que aún lamía las heridas de su historia política y cultural, Giuseppe Tornatore nos regaló Cinema Paradiso, una película que no solo es un canto a la infancia y al cine, sino una crítica sutil a la censura, esa tijera que no respeta el celuloide ni la conciencia”.

“Con la música inmortal de Ennio Morricone, y un elenco encabezado por Philippe Noiret (como Alfredo) y Salvatore Cascio, Marco Leonardi y Jacques Perrin interpretando las distintas edades de Totò, la obra nos introduce en Giancaldo, un pueblo ficticio que en realidad somos todos: el rincón donde aprendemos a mirar el mundo y donde también nos enseñan qué no debemos ver”.

“La tesis es simple y demoledora: el cine como herramienta de libertad, como educación emocional, como acto de rebeldía. Pero también, como territorio invadido por los guardianes del “deber ser”. En la cabina de proyección, Alfredo corta besos, caricias y toda escena “impropia” por órdenes del párroco. El amor censurado, la pasión mutilada, la humanidad editada”.

“Y hoy, ¿cuánto ha cambiado el mundo?”

“La censura no ha muerto; ha mutado. Hoy no es solo el sacerdote en la sala, es el algoritmo de Silicon Valley, el régimen de Beijing, el conservadurismo de Florida, la moral de Moscú. Los formatos han cambiado: ya no se recortan cintas, se bajan contenidos, se cancelan cuentas, se reescriben algoritmos. Se silencia con filtros, no con tijeras”.

“En China, las plataformas extranjeras deben ceder a regulaciones que van desde el contenido sexual hasta la crítica política. En Irán, lo que no se ajusta a la narrativa oficial simplemente no existe. En Estados Unidos, el péndulo se mueve: unos cancelan libros, otros películas, y en el medio, la libertad bajo fuego cruzado”.

“Latinoamérica no es ajena. En Nicaragua, la censura es directa. En México, más sutil: presupuestos negados, educación trasquilada, creadores marginados por no comulgar con el poder”.

“Cinema Paradiso nos recuerda que toda sociedad decide —conscientemente o no— qué deja entrar a la mirada colectiva. Que todo niño, como Totò, crece entre verdades reveladas y mentiras impuestas. Que incluso el acto de mirar puede ser subversivo”.

“Al final, cuando Totò ve por fin ese carrete oculto con todos los besos censurados, entendemos: la censura no mata el deseo, solo lo esconde. Y el arte, como el amor, siempre encuentra una forma de proyectarse”.

Nostra Política: Cambiar para que nada cambie. Lampedusa
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