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Jamlet Política | Eleazar Ávila Pérez | México: Fantasías de plátano tabasqueño

¿A poco ya tenemos República y el centralismo dejó de ser una ficción? ¿Dónde quedó la descentralización gubernamental, política y administrativa, si hoy todo gira en torno a un solo hombre llamado Andrés Manuel López Obrador?

La pregunta es válida para México, una fantasía de ayer, de hoy y de siempre: ¿por qué no construir, en beneficio de todos, una Comunidad Económica de América del Norte?

Una unidad regional en la que Seguridad, Migración y Economía vayan en un mismo paquete. Que, como diría Trump, haga grande nuevamente a la región.

Seamos serios. Sigo preguntando: ¿con “soberanía” se lleva comida a la mesa de las familias mexicanas? Y si tanto admiramos a Rusia y más a China, ¿por qué no aplicamos lo mejor de sus modelos?

¿Control social? Sí, pero con modernidad sin límites. El problema es que el primero es medieval en muchos sentidos, y el segundo, cancelador sistemático de programas de desarrollo tecnológico. A menos que alguien me diga, dónde están los autos eléctricos y los trenes de alta velocidad que nos prometieron.

¿Por qué insistir en el desmantelamiento, cuando todos -el 30 % que ganó y el 70 % que perdió (cifras cerradas)-, podríamos empujar la misma carreta? Que alguien me explique, porque hay autoritarismos que funcionan más que otros.

Decía Isaac Asimov: “En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría”. Y yo agregaría: dejemos de edificar estatuas de sal… y de plátano tabasqueño.

Sobre todo ahora que vivimos con la contradicción de estar entre la 12.ª, 13.ª o 14.ª potencia financiera global, pero con un poder militar reducido al mínimo.

Aquí, siempre jugamos con el humor negro cuando decimos que, mientras otras naciones tienen bombas atómicas, nosotros solo tenemos resorteras… y amplia experiencia en “parque liga ligazo” o en lanzar bolitas de canelón desde botes de cloralex para defender la patria.

Todo lo demás es ficción, cuando decimos en la mesa de negociaciones -y en los estrados mediáticos- que gracias a la fuerza laboral mexicana, Estados Unidos es potencia agrícola e industrial.

Y como dicen muchos en tono oscuro: “¿Si somos tan chingones, por qué no regresamos a la patria y hacemos a México grande otra vez?”.

La respuesta es simple: porque mantener una sociedad a media tabla es más rentable que convertirnos en un ejemplo mundial en tecnología. Claro, hay excepciones, verdaderos garbanzos de a libra.

Ahí está el caso clásico: la televisión a color, desarrollada por Guillermo González Camarena, ingeniero mexicano que logró la magia del sistema tricromático secuencial de campos.

O Luis Ernesto Miramontes, uno de los inventores de la píldora anticonceptiva. Pero, por favor, no me digan que somos también los “inventores del pádel”, como algunos le atribuyen -con todo respeto- a Enrique Corcuera, quien presuntamente “creó” este deporte en Acapulco.

Los del tenis, obviamente, tienen otros datos.

El punto es el de siempre: más allá de nuestros populismos centenarios -con etapas exitosas como el desarrollo estabilizador, o la potencia no concretada del sexenio de Carlos Salinas-, hoy quiero soñar con lo dicho por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum:

“Estarán llegando este mes todos los medicamentos y los vamos a distribuir a través del programa Rutas de la Salud, que es un sistema de distribución. En agosto damos el banderazo de salida a todos los camiones, camionetas y lanchas. Vamos a reforzarlo con este sistema que llegará a cada rincón del país para que lleguen todos los medicamentos”.

Lo expresó al afirmar que ya se han adquirido el 96 % de los medicamentos e insumos mediante licitaciones. Una confirmación tácita de que Andrés Manuel López Obrador sostuvo una actitud criminal respecto a la salud de los mexicanos.

Si es cierto gracias, mil gracias por las vidas que se salvarán, porque cada que me asomo a los hospitales de la nación, los médicos, las enfermeras, los administrativos me dicen que ni los tiempos corruptos del PRI la pasaron tan mal.

Con cirugías canceladas o enfermedades crónico degenerativas sin atender y es que, no todos tienen lana para ser atendidos del corazón en el Hospital Médica Sur, en la Ciudad de México, o que tus nietos nazcan en los los.Estados Unidos.

Pero bueno, ahí la dejamos de tarea. ¿Por qué no hacer, para el bien de todos, una Comunidad Económica de América del Norte, si el planeta rojo todavía está muy lejos?

Del sexto piso.- Y Rivas regresa a las urnas.
Nostra Política: “La suerte favorece solo a la mente preparada”. – Isaac Asimov.

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