Cuando hablamos de los Santos Inocentes del pasado 28 de diciembre, la mayoría sabemos que se trata de una broma, porque, como bien explicaba Mark Twain, esta fecha “nos recuerda lo que somos durante los otros 364 días del año”.
Una broma, y solamente así podemos explicar la existencia de gobiernos que han sido exactamente un caro sarcasmo para sus comunidades, porque la evidencia es que, los que mandan en el norte, viven en sus buenas casas en el Valle de Texas, mientras que los votantes están esperando sus cobijas chinas.
Así como Madero tuvo al traumadísimo Adrián Oseguera, Reynosa mantiene el “makiato” de 4 periodos, igual que NLD a los Canturosas con mandatos de amplio espectro.
Por cierto, cuando me preguntan de la gira de la culpabilidad, es porque estuve atento, y solo me remito a decir lo que se conoce bien como frase suprema del derecho:
“Excusatio non petita, accusatio manifesta”. Así sonó el tono de las múltiples entrevistas de diciembre, principalmente de Carlos Canturosas, de quien estamos esperando a ver cuándo, lidera, como juró, a todos los diputados federales de la Cuarta Transformación.
Por lo mismo es que hablamos de paso, no obstante que la mayoría están y estamos distraídos cerrando diciembre, sobre este asunto que tiene una connotación seria y religiosa:
Los Santos Inocentes.
Y es que, según el evangelio de Mateo, cuando se habla de “La matanza de los inocentes” en Belén, el objetivo era menos distópico, pues de manera directa el rey Herodes, al enterarse del nacimiento de Jesús, ordenó matar a todo niño de menos de dos años.
“16: Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”.
Usted sabrá en corto, luego de los ejemplos anteriores, si quienes le gobiernan son una broma de mal gusto o si todos los días prodigan bendiciones para los suyos.
Carmen Lilia, por ejemplo, afirmó: “La Navidad no sólo son regalos y cosas materiales; la Navidad es una oportunidad especial para valorar lo que realmente importa, lo que sale de aquí, del corazón: como el amor, la esperanza y la bondad que nos unen como familia y como comunidad. Es un momento único de acercarnos a quienes más queremos, de compartir y dejar que en nuestros corazones renazca la ilusión y la alegría”.
Carlos Peña, por su parte, cumplió el protocolo afirmando: “Que esta temporada esté llena de amor, unión y momentos especiales junto a sus seres queridos. Que el espíritu de la Navidad nos inspire a seguir construyendo una ciudad llena de esperanza y oportunidades para todos”.
Ambos con sus mejores galas, y les aseguro que comieron, cenaron y desayunaron algo mejor que tamales.
Y para los que me preguntan por qué la envidia personal para ellos, que son casi santos reyes magos, se equivocan una vez más. Lo que se escribe es por lo que se ve en redes, en sus casas privadas, que no son de Infonavit, sitios que seguramente pagaron los de amolados de las colonias populares.
Por eso es que comparto, que ellos son una broma, un sarcasmo, una socarronería, causticidad, pulla, sátira, escarnio, retintín, alusión, indirecta, ironía, mordacidad, como citan los diccionarios.
Dardos a la ignorancia colectiva.
Y en el “a ver qué pasa”, estamos listos para el 2025, donde deseamos francamente que revisemos mejor las cosas y los hechos, porque finalmente lo que tenemos, como mejor opinión, es la de ustedes que nos leen y que, por WhatsApp, nos retroalimentan, censuran o corrigen, o nos mandan la ruta editorial que quieren, se repita o machaque.
Por lo mismo, es una pena que Reynosa y Nuevo Laredo como gobiernos, siempre sean protagonistas en negativo. Y sí, en este mismo sentido, no se trata de ponerlos en competencia, pero es más que evidente que en el arranque de tres meses, Tampico, Madero y Altamira fueron los ejemplos de trabajo y gobernanza. Bien por la señora Mónica Villarreal, Erasmo González y Armando Martínez.
Nostra Política: “Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar, es un cobarde”. Sir Francis Bacon.
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