*Aranceles, migración y fentanilo, entre las nuevas condiciones planteadas por EE.UU.
La administración del presidente Donald Trump confirmó su intención de renegociar a fondo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, descartando una simple revisión técnica como establece el calendario oficial del acuerdo.
El anuncio fue realizado por el secretario de Comercio, Howard Lutnick, en una entrevista con el programa Face the Nation de CBS, donde aseguró que el objetivo de la Casa Blanca será transformar profundamente las condiciones actuales del tratado, en especial para frenar la deslocalización de empleos y fortalecer la industria manufacturera de EE.UU.
“¿Debería esperarse que renegociemos el T-MEC? Tiene perfecto sentido para el Presidente hacerlo. No quiere que se construyan autos en Canadá o México cuando podrían fabricarse en Michigan u Ohio”, sostuvo Lutnick.
Una renegociación adelantada y con nuevas exigencias
Aunque la revisión del T-MEC está prevista para 2026 bajo la llamada cláusula sunrise, la Casa Blanca ya ha expresado su intención de modificar de forma anticipada elementos clave del tratado, como las reglas de origen en el sector automotriz, el acceso a mercados y el uso de aranceles estratégicos.
Lutnick enfatizó que los aranceles seguirán siendo la herramienta principal en la política comercial de Trump. A partir del 1 de agosto, entrará en vigor un nuevo esquema de tarifas generalizadas, con un arancel base del 10 % para la mayoría de países y tasas más altas para economías que, según Washington, no ofrecen condiciones de reciprocidad.
En el caso de México y Canadá, el 75 % de sus exportaciones seguirán ingresando libres de arancel bajo el T-MEC. Sin embargo, el 25 % restante podría estar sujeto a tarifas si no se cumplen exigencias de seguridad fronteriza y combate al tráfico de fentanilo.
“El mensaje es claro: comercio justo y recíproco. Si no detienen el fentanilo ni cierran la frontera, ese 25 % seguirá bajo presión arancelaria”, advirtió el secretario.
México opta por la cautela
Para expertos como Pedro Canabal, socio de comercio exterior en Baker Tilly, la postura de EE.UU. no resulta sorpresiva, ya que el T-MEC fue diseñado para permitir revisiones estructurales.
“A diferencia del TLCAN, que buscaba facilitar el comercio, el T-MEC tiene un enfoque geopolítico más fuerte: consolidar un bloque norteamericano”, explicó.
Canabal reconoció que el gobierno mexicano ha adoptado una postura prudente y estratégica, evitando responder con represalias y optando por mantener el diálogo abierto ante una posible revisión trilateral o incluso negociaciones bilaterales.
Desde el punto de vista jurídico, Mateo Diego, especialista en controversias comerciales de la firma Agon, aclaró que el gobierno estadounidense aún no cuenta con los mecanismos necesarios para iniciar una renegociación formal, ya que necesitaría el aval del Congreso y una consulta pública, ambos ausentes por ahora.
Además, subrayó que el T-MEC está vigente hasta 2036, por lo que cualquier reforma mayor deberá ajustarse al procedimiento institucional establecido.
Sector privado prevé cambios limitados
Desde la perspectiva empresarial, Matt Silver, CEO de la firma logística transfronteriza Cargado, consideró que una reconfiguración del T-MEC era previsible, pero que probablemente se limite a ajustes técnicos.
“¿Renegociar el T-MEC otra vez? Siempre fue algo que iba a suceder. Lo más probable es que se revisen reglas de origen o se imponga mayor fiscalización, pero no cambios radicales”, opinó.
Por ahora, tanto México como Canadá observan con cautela los movimientos en Washington, a la espera de que se defina si las intenciones del presidente Trump derivarán en una reforma estructural del tratado o en una nueva etapa de presiones comerciales.