Por José Gregorio Aguilar
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- En Tamaulipas, el conflicto de interés se ha convertido en una falta administrativa tan común como ignorada, especialmente en los municipios más pequeños. Así lo reconoció Luis Osvaldo Soberón Mejía, director de Investigación y Anticorrupción, quien advirtió que el favoritismo en contrataciones públicas —incluso hacia familiares hasta cuarto grado— representa una violación grave al principio del interés público.
“Hay que diferenciar el conflicto de interés del nepotismo. Contratar a un familiar, aunque no sea por parentesco directo, ya es una falta grave”, señaló el funcionario.
La cercanía social en comunidades pequeñas —donde todos son amigos, compadres o parientes— complica la objetividad en decisiones administrativas. Según Soberón, esta red de vínculos personales puede derivar en contrataciones discrecionales, asignaciones injustas y decisiones que benefician a unos cuantos, en detrimento de la ciudadanía.
Aunque la ley es clara, la aplicación es débil. El artículo 58 de la Ley de Responsabilidades Administrativas del Estado de Tamaulipas establece el procedimiento para evitar estas faltas, pero pocos lo siguen. La omisión se normaliza, y la sanción se diluye.
“Lo que sí constituye una falta es actuar en beneficio de alguien, sabiendo que existe un conflicto de interés”, enfatizó Soberón.
Ante este panorama, el llamado es urgente: capacitar a alcaldes, síndicos, tesoreros y personal administrativo para que reconozcan los límites éticos de su función pública. La profesionalización no es un lujo, es una necesidad para evitar que la corrupción se disfrace de costumbre