Por José Gregorio Aguilar / TN
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- La implementación de la policía preventiva municipal requiere un proceso complejo y progresivo, que abarca el reclutamiento, capacitación, equipamiento y la adecuación de instalaciones, vehículos y medios de comunicación, todo lo cual implica altos costos y una planificación estructurada dejó en claro Sergio Hernando Chávez García.
Actualmente, los municipios de Reynosa, Matamoros y Tampico cuentan con policía preventiva, lo que les permite asumir la responsabilidad de la seguridad en el ámbito de la aplicación del Bando de Policía y Buen Gobierno. Sin embargo, otras localidades aún deben avanzar en la consolidación de este modelo.
Al igual que el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, expertos en seguridad han subrayado que los municipios deben iniciar su proceso de preparación, pues modernizar de manera inmediata las barandillas, espacios de alojamiento con servicios completos, oficinas de jueces municipales y equipamiento especializado resulta inviable.
No obstante, comenzar con un programa de desarrollo de justicia cívica sí es un objetivo alcanzable, que contaría con el aval del Secretariado de Seguridad Pública, instancia encargada de gestionar recursos en la Ciudad de México.
Dentro de las previsiones establecidas para el fortalecimiento de la seguridad municipal, se destaca la importancia del FORTAMUN, fondo que destina al menos el 20 por ciento de sus recursos a aspectos de seguridad pública, lo que representa una oportunidad clave para que los municipios refuercen sus estrategias en esta materia.
Actualmente, la Policía Estatal opera bajo un esquema de movilización constante de sus fuerzas, con el propósito de evitar prácticas indebidas y fortalecer la aplicación de la ley. Si bien la rotación de elementos dificulta la proximidad con la ciudadanía, también impide el establecimiento de contubernios o relaciones indebidas, garantizando una labor más eficiente y transparente.
Frente a este panorama, es esencial que los municipios comiencen su transición hacia un modelo de seguridad más autónomo, fortaleciendo sus estructuras y capacidades para asumir con éxito la responsabilidad de la seguridad preventiva en sus comunidades.
