El proyectil recorrió más de 700 kilómetros hacia el mar de Japón; el lanzamiento ocurre tras nuevas sanciones de Estados Unidos.
En medio de un ambiente de creciente tensión en la península coreana, Corea del Norte efectuó este viernes el lanzamiento de un misil balístico de corto alcance que impactó en el mar de Japón, confirmó el Estado Mayor Conjunto (JCS) de Corea del Sur.
El disparo se registró alrededor de las 12:35 horas locales (3:35 GMT) desde la zona de Taegwan, en la provincia norcoreana de Pyongan del Norte. Según el reporte militar surcoreano, el proyectil recorrió aproximadamente 700 kilómetros antes de caer en aguas del mar de Japón, denominado mar del Este por ambas Coreas.
Washington y Seúl refuerzan vigilancia tras el lanzamiento
Tanto Corea del Sur como Estados Unidos analizan los detalles técnicos del ensayo y han reforzado su coordinación defensiva. Las fuerzas combinadas de ambos países aseguraron que mantienen una “alerta permanente” ante cualquier acción que pueda considerarse una provocación por parte del régimen norcoreano.
El lanzamiento ocurre un día después de que Washington impusiera sanciones contra ocho personas y dos empresas acusadas de canalizar recursos hacia el desarrollo de armas nucleares en Corea del Norte, medida que Pionyang había prometido “responder de manera adecuada”.
Sanciones de EE.UU. y acusaciones de ciberrobos
El Departamento del Tesoro estadounidense sostiene que Corea del Norte financia su programa nuclear mediante redes de piratería informática, con las cuales habría sustraído más de 3 mil millones de dólares en criptomonedas durante los últimos tres años.
Las nuevas sanciones buscan frenar dichas operaciones, que incluyen el presunto lavado de dinero a través de compañías fachada y transacciones digitales no rastreables.
Por su parte, la primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, confirmó el lanzamiento y señaló que el misil cayó fuera de la zona económica exclusiva japonesa, sin causar daños ni víctimas.
Escalada militar y señales políticas
Este nuevo ensayo se produce menos de un mes después del lanzamiento balístico del 22 de octubre y coincide con la reciente visita del presidente estadounidense Donald Trump a Corea del Sur, en un contexto de creciente fricción diplomática y militar en el noreste asiático.
Analistas internacionales consideran que Pionyang busca mantener la presión sobre Washington, Seúl y Tokio, mostrando su capacidad armamentista pese a las sanciones económicas que enfrenta. El episodio, señalan, vuelve a encender las alarmas de seguridad en la región y aumenta el riesgo de una nueva escalada militar.
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